jueves, 7 de enero de 2010

Hijos de Mala Sangre



Nos miramos a los ojos tratando de encontrar un poco de inocencia en ellos.
Buscamos mentiras para creer en ellas.
¿Que nos queda? Ven, ven a mis ruinas, ruinas que antes fueron imperio, que antes fueron reino, pero eso fue antes, fueron simplemente días pasados.

El trono a quedado vació:
El rey a muerto.
Gritaron los lacayos.
Bajen las banderas.
Lacayos y doncellas lloraban a la par, maldita vida nos a robado al rey.
Un pobre siervo con inmundas ropas y herramientas amelladas cavaba una tumba en lo mas alto del cementerio, seguro seria una tumba linda y digna del rey.
El siervo cavaba.
El clarín lloraba lagrimas de doncella y lacayo, nuestro rey a muerto y a partir de ahí tuvimos enemigos, nuestro rey a muerto.
Nuestros campos dorados perdieron su riqueza, se volvieron vanos y estériles.
Nuestros palacios bien esculpidos comenzaron a caer, nuestras columnas sucumbieron, nuestros jardines dejaron de florecer. Todo paso como un verano.
¡A muerto el rey!
El bufón lloraba en un rincón.
¡A muerto el rey!
Y todo paso así.
Luego surgieron epidemias, el hambre ataco los pueblos, nuestros animales murieron.
¡A muerto el rey!
La tumba fue cavada, la marcha cruzo las calles los llantos las regaran.
¡A muerto el rey!
La reina enloqueció, mientras el Heredero ambicionaba.
¡A muerto el rey!
El reino se torna pobre y triste todo era dolor.
¡A muerto el rey!
Los campos abandonados, los caminos olvidados.
¡A muerto el rey!
Decía un mendigo, mientras pedía un poco de pan.
¡A muerto el rey!
Nuestro ejercito una vez invencible, ahora estaba débil y dividido, sus armas doradas en una época hoy se encuentran sucias y rotas.
¡A muerto el rey!
Nuestra tierra, nuestra armada en un tiempo tan amada, hoy se encuentra profanada.
¡A muerto el rey!
Es que murió, es que murió, es que murió el rey.
La reina enloqueció, el mendigo murió de hambre, nuestro reino sucumbió ante la envidia y la ambición del enemigo cobarde, infame y traidor.
¡A muerto el rey!
Y hoy después de tanto tiempo aun pesa su muerte, aun el reino le llora, el bufón envejeció, otras manos ocuparon nuestras armas, manos malas que reprimen y que matan.
Murió…
…y nunca nadie pregunto. ¿Porque? Basto con el canto del clarín y las lagrimas del pueblo. Nunca nadie cuestiono ni la muerte, ni las lagrimas.
¡A muerto el rey!
Hasta que un día la reina dijo adiós a la vida ya sin clarines, sin lujos y el bufón volvió a llorar en un rincón.
Ya nadie recordó nada.
¡A muerto el rey!
Murió a manos de la envidia y la traición.
¡A muerto el rey!
Y murió por la traición de hijos de la mala sangre el tiempo paso y también ellos murieron, y solo nos quedo gritar, solo nos quedo decir.

¡A muerto el rey!

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