EL ESPIRAL DE
LA EXISTENCIA Y OTROS PECADOS
PARTE I: LA
ILUSION LLAMADA VIDA.
¿Ya habíamos
estado aquí antes?
¿Ya nos habíamos bañado en estas
aguas ahora sucias?
Mi otra madre es tierra, es dolor, es
sufrir y es el abrazarse a la tierna razón de los sueños en la lejana infancia
ya perdida, qué llora por no alcanzar la cima de su gloria.
¡Espera a verme en la orilla del sentir!
Hoy quiero descansar aquí, donde los
tiempos no pasan pero matan y muerden los cuerpos cada vez más débiles, mas
desgastados.
Pero...
¿Dónde estaba Elena?
¿Cerraste los ojos para olvidar o te fuiste
caminando sobre el fuego eterno de tus olvidos?
No necesito nada, no quiero nada, hoy solo
quiero sufrir.
Venus y Diana se tocaban las manos, se
tocaban los senos hasta que se cansaban de excitarse una y otra vez y mil veces
eternas.
Pero ven descansemos aquí, bajo este sol,
bajo esta vida, ¡cierra los ojos y quédate sobre mis hombros, sobre mi carne
tantas veces tuya y eterna!
¡Mi Madre tierra ya no peca!
Lo a olvidado, pero lo hizo y se canso de
pecar, de sangrar sobre si misma, hasta acabar con su entraña y dar vidas a
otras sangres, a otras madres “vírgenes nuevas” para sus nuevos hijos.
¡El dolor no se respira pero se suda y se
siente!
¡Unos están muertos y otros encadenados al
odio!
Mi Madre hoy cocina hígados de pollo con
zanahorias sin sal.
¡Aquí no hay dioses, ni lunas y la única
pureza es la de la noche!
¿Y quien besa los cuerpos faltos de piel?
Y aunque todos mis hijos han llorado
mentiras bajo los vientos, bajo los mares y sobre tus olvidos, ¡qué todavía no
son felices!
¡No me quemes!
¡No me muerdas!
Mejor escapa a la virtud del amor bien
parido.
¡Nada, nada, aquí todo es lo mismo y
nosotros nos moriremos algún día!
¿Recuerdas cuando intentaste volar?
¿Qué paso?
¡Volviste con tus alas sangrando de miedo!
¡Elena! ¿Llegaste tarde?
¿Llegaste sola?
¿O acaso tus tentaciones se terminaron de
madrugada?
Olvídate de todos tus pecados, de todos tus
errores.
Elena estaba sobria, con su cara sucia y
aunque se la lavara varias veces seguía manchada de lujuria terrenal.
Quédate, quédate a olvidar tus muertes en
una copa de vino.
Separa el amor de la mentira que te daña.
Porque aquí tienes las flores de tu vida, de tus mares de perfume de diosas.
Pero el sol no llega aquí, no nos calienta,
nos ha olvidado.
¡Quizá piensa que somos felices!
Cerramos los ojos para oír caer la lluvia y
perdimos nuestras monedas entre sueños que nunca se cumplieron.
Nunca espere verte así, dentro de una
esfera negra que se desliga de todos los vicios olvidados.
Elena, Elena róbate otras mentiras para ser
ángeles sin alas una vez mas en tu vientre sacro y verte toda vida, toda amada
por una eternidad.
Cerramos los ojos para hundirnos en el
cielo de las pasiones eternas, pero caímos sobre el suelo que besaba nuestras
plantas descalzas de amor, pero llenas de deseos estériles e innecesarios.
La niebla espesa no nos dejaba vernos a los
ojos y por eso podíamos mentir y lo hicimos, pero no fuimos concientes y por
eso pagamos nuestros errores, por eso
ahora estamos encerrados en la jaula de los pecados y el dolor, que hoy nos
hacen llorar.
Soy Elena
La que peca
Soy Elena
La que llora
Y he muerto
¡He muerto!
Varias veces
En muchos cuerpos
Unos vacíos
Otros viejos
Pero cuerpos
De sangre y odio
De mis otras amantes
Soy Elena
La misma que conoces
La que muchas veces a llorado
La que mintió y amo
Pero soy la única
La Elena que vive en su razón
¡Soy Elena y pecare!
Elena, ¡Tu Madre me mostró el álbum de tu
vida!
Eras bella, eras pura y sonreías con tu
boca de leche. ¡Aun con la inocencia de tu voz y besos!
¿Cuándo descubriste que existías?
¿Cuándo pecaste o cuando caíste en la suerte
del amor?
Y seguí buscando para encontrar el color de
tu sangre. Pero era como la de todos, ¡Roja, roja y viva!
¿Cuantas vidas se tomo en aquella copa?
Repito a mi muerte el deseo de gritar, de
robarle a tu piel el color de tu alma y pintarme los labios con tu sabor de
veranos pasados.
¡Hoy te vi cortando flores entre abejas
asesinas!
Tu jardín estaba seco, seco pero vivo, vivo
de sol, de luz y con ganas de robar las rosas del paraíso, arrancar las raíces
de la traición y poder llorar bajo la luna de tus ojos.
¡Nos quedamos encerrados otra vez!
En la misma jaula llena de odio y dolor.
Con las lagrimas en gestación para lavar nuestros pecados hechos de sal y
cuervos.
Las nubes bajaron a besar la tierra una vez
mas, la mojaron con su saliva virgen y llena de vida, mientras el verdugo
vomitaba la sangre de sus últimos actos sobre el piso, se quiso mutilar la
piel, pero no pudo y termino de rodillas, llorando al lado del camino que lleva
a la ciudad del olvido, a donde no hay perdón, solo pecados y traiciones.
¡El cuadro de Diana y Venus colgaba de la pared, Elena lo observaba por
minutos y se mareaba con la belleza de ambas, cerraba los ojos para volar y
luego se bañaba con agua fría, salía temblando y al verlo otra vez, sentía lo
mismo y lloraba!
Derramó él ultimo vaso medio de vino sobre
el piso y huyo, como queriendo escapar, para sentirse viva.
¡Elena grita!
¡No mejor calla!
Chi, calla le dije, no ves que la noche
tiene miedo a tus lagrimas y que le daña él verte sufrir, que prefiere morir
antes que ver tu dolor.
¡La noche muerta se diluyo, se hizo luz,
ilumino tu belleza de la cual se desprendían ramos de lagrimas que lavaban su
cara con el sudor de su alma y se toco la espalda para buscar sus alas que aun
no germinaban!
Sonrió y cerro su libro en la pagina 79,
¡abierto desde el día anterior!
Elena había sido santificada en una de
tantas y tantas iglesias que hay bajo el catolicismo hipócrita de los mil
milagros eternos. Y ya de eso hacia mas de dos décadas, aunque eso ya era solo
una vaga memoria entre sus recuerdos ocultos y olvidados.
¡Colocamos las velas en dos líneas, a ambos
lados de la mesa la cual estaba llena de comida, pan, vino y jarras de café sin
azúcar!
¡Los animales ven y huelen la muerte, lo
hacen cada noche!
El pequeño
cachorro lloraba entre las manos del frió que había a su alrededor, que silbaba
al chocar con las paredes ya despintadas y débiles por la obsesión del tiempo
que no le da tregua a la vida.
¿Estabas aquí?
¡Si estoy callado, pecando de nostalgia
dentro del olvido de tus últimos sueños!
¡Y me dejare chupar la sangre por tus
recuerdos, para ser homo fió de ti, en tu eterno amor!
Ayer soltaron a los demonios a la calle
para matar ángeles, pero se pusieron a bailar entre los vicios carnales de la
razón humana, que hay en la ciudad de los cristales falsos y opacos.
¡La mesa se queda tendida, ya violada y las
velas murieron solas, se volvieron nada en los olvidos de la noche! ¡Solo Venus
y Diana las vieron arder, las vieron morir antes del amanecer, como a
estrellas!
Sal, sal y ve
la luz del sol que hoy no quema, solo ilumina.
Y tu jardín comenzó a florecer, con nuevas
vidas, se volvió risas de niño.
Te hiciste a la ventana para bañarte de
sol, estabas desnuda y los rayos de este se opacaban ante belleza, ante tanta
tentación hecha cuerpo de mujer, (hecha vida)
Las hojas cayeron lentamente cada atardecer
Se escondieron del viento y la muerte
¿Qué paso aquel otoño?
¿Y que pasaría cada otoño que vendría?
Solo las semillas de rosal se buscaban
entre la tierra para amarse cada primavera.
Elena decidió cambiar el cuadro a su
alcoba, para ser parte de ellas. En su lugar dejo un (le chanté)
lo veía cada noche y se sentía en él.
Diana, Venus y Elena pecaron muchas noches,
varias veces y solo ellas sabían sus lujurias, pasiones, debilidades y
traiciones.
Róbame un tiempo
Hazme un dolor
Ponme dentro de un vaso
Para embriagarme de tus olores
Tiéntame con tus manos
Dame pedazos de cielo
Pero no me digas muerte
No me digas dioses
No esperes un mundo
Y mejor llévame allá
Donde tus tumbas de luz
¡Aun sin profanar!
Ahora que puedes ver mis ambiciones
Desgasta mis demonios
Para ser luna en tus ojos
Para ser polvo de estrella en tu piel
Viola mis labios
Con tu aliento de flor
Que yo rodare entre tus piernas
Entre tu sangre, para ser entraña deidad en
ti.
¡Mis vidas son tuyas!
¡Son deseos!
El camino de mi ayer tenia dos salidas, las
dos llevaban a ti, a tu sentir de virgen, pero eran difíciles y largos, muy
largos (como cadenas) como el dolor.
¡Volviste a abrir tu libro en la pagina 79!
Comete todos los cupidos que encuentres
dentro de los cristales de la vida o guárdalos debajo de tu almohada, para que
sean en tus cabellos las ganas de amar.
¡Hoy leerás hasta que tus sueños te roben
la realidad, hasta quedar dormida entre tus sabanas de vírgenes y mentira!
Mi otra madre había llorado toda la mañana
y al verla yo también llore, pero sin dolor, sin sentir.
Junta tus lagrimas en un vaso de vida y
virtud, para beberlo sin hielo.
Mi otra Madre se volvió ángel para perderse
entre nubes de ilusión y besar el sol con los deseos de tu boca diáfana.
¡Ciérrame los ojos y bésame la frente si
caigo en la oscuridad antes que tú y vuélvete paloma en mi cielo, para que seas
la luz eterna en mi camino!
Las otras amantes de luzbel vivían en la
calle y besaban a los ancianos por monedas, vendiéndoles a cada paso amor y
vírgenes por centavos de envidia y odio.
¿Sientes cuando me filtro en ti?
¿Cuándo te quemas con mi calor de incienso
divino dentro de tu deidad?
¿Sientes?
¿Dime si me sientes en tus venas?
O dime si solo soy, ¿hambre en tus entrañas
vacías de almas?
¡Cierra el libro de tu vida!
Elena.
¡Llévame a tu jardín de mariposas hechas de
viento serrano!
Elena.
¡No peques dentro de mi suerte!
Elena.
¡No termines llorando bajo la mesa!
Mejor olvídate de la existencia entre
copas, sueños y sabanas de mar azul.
Ya no me gusta volar.¡Tengo una ala rota! Y
me duele cuando trato, por eso ahora camino entre mortales.
¡Vamos despierta!
A Elena ya no le gustan los hígados con
zanahorias, me lo dijo su Madre esta mañana.
Elena prefiere pecar antes de comer. ¡Y a
enflacado!
¡Resucita!
¡Reencarna!
No, no mejor despierta es domingo, hay que
burlarnos del existir cotidiano y aburrido.
¡Elena despertó borracha y con olor a
vicio!
Fuimos victimas de la evolución y de las
mentiras, pero nuestra vida no era nada, era solo un poco de razón en un vil
espacio vació y sin tiempo.
Esa mañana la vida le comenzó a ganar la
partida a Elena.
La duda y los celos de sí misma le
convirtieron su nido de pétalos de rosa en facones, que cada vez eran más
agudos e insoportables para su espalda, que ya cargaba unos cuantos amantes mas
estos ocasionales (y algunas veces hasta inexistentes)
Elena entra a su cuarto y destapo un trance
que le duro toda la tarde, esta vez hecha de diamantes y nodrizas, pero aunque
termino hecha nudo bajo sus sabanas, no quiso encender la luz al anochecer,
solo bebió un poco de agua con oscuridad y se volvió a dejar llevar por el
olvido que profesaban las ansias de morir.
¿Madre as visto mi libro?
¿Madre as visto mi bolso?
No, no había visto nada de las pequeñas
cosas de Elena, en cambio había visto su inocencia, sus errores y su vida
algunas veces como lagrimas bajo las almohadas.
Tengo que llorar para que sepas que estoy
vivo, porque muerto o ausente no té lleno, no te sirvo.
Así solo soy mentiras en tu voz.
¡No soy éxtasis!
Solo soy el sudor de nuestros olvidos y voy
a irme lejos, al pasado de la suerte, para cambiar el día de tu muerte, que ya
se huele en los horizontes diáfanos.
¡Has notado que este invierno es mas blanco
y frió que los anteriores!
¡Sí o sí!, “dijo la Madre de Elena”
Elena emergió como diosa aquella navidad, se
había cortado el pelo y depilado las cejas, (encontradas como lanzas)
¿Cómo va la nueva vida en ti?
Bien, bien ahora estoy gestando nuevas
imaginaciones dentro de mí, que me muerden y esperan ver la luz en esta vida
mía.
Ella no sabia que pasaría esa navidad, pero
estaba conciente que la noche no se iría sin marcarle la piel y lloro entre los
cristales bañados de vino navideño. Y sin que ella se diera cuenta la vida le
arranco parte de su entraña y lloro de alegría, era su propia sangre, su propia
vida, pero más nueva y más virgen.
La madre de Elena sabia escuchar las cosas
ocultas, conocía el olor de las mentiras y sabia que Elena sufría, que lloraba
sin lagrimas.
¡Seria mejor morir ahora!
No quisiera verle sufrir cual yo en mi pasado.
Y además este perro mundo esta podrido
desde sus raíces, respira odio y muerte cada día, a cada paso.
Por eso Madre, cuida de mi nueva vida si me
voy alguna noche sin decírtelo.
Nunca permitas
la lastimen.
Enséñale el color del amor.
Y
llévala siempre dentro de tu alma como lo hacías conmigo, yo llorare por sus
penas en la distancia, aunque sufra y peque.
¡Los otoños sumaron cinco sobre los hombros
de la nueva vida de Elena!
Mientras ella se volvía cada vez más vana,
más estéril y egoísta, hasta llegar a despertarse con las ansias de verse el
cuerpo desnudo frente al espejo, y aunque ya se descubría en su piel huellas
del tiempo, era vanidosa y se amaba a sí misma. (como idónea utópica).
Continuara...
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