sábado, 13 de marzo de 2010

El beso de la Magdalena




El pequeño espacio entre la cama y la mesa le parecía la distancia ¡más inmensa! ¡Y solo eran entre dos o tres metros! Para ella era una distancia enorme debido a su estado.
Casi siempre estaba sola y las únicas personas que la visitaban eran:
Ofelia, su hermana mayor.
Y su doctor. “ J. Román Duarte”

¡Ofelia, mas que su Hermana había sido como su Madre! ¡Y desde que enfermo cuando tenia 14 anos se prometió así misma que la cuidaría! ¡Ya que desde el abandono de su Madre tuvo que encargarse de todo en la casa, quizá debido a eso nunca se caso!
¡Ofelia ahora tenia 37 anos! ¡Y había pasado 20 cuidando la enfermedad de Magdalena y lavando la ropa de su Padre, que trabajaba 10 horas diarias como telegrafista para la ferrocarrilera N de M. Y que además las amaba mas que a nada en la vida!
¡La extraña enfermedad de Magdalena le había debilitado los huesos a través del tiempo y le comía la entraña cada vez con mas dolor! Sus sonrisas de pequeña eran ya muy lejanas y se habían hecho solo lagrimas entre Ofelia y su Padre. (Don Chencho) como le decían todos un el pueblo de cómo 7,000 habitantes, llamado Estación Barranca Seca.

Todos los días llegaban 6 cargueros y 2 de pasajeros más el expreso que solo paraba en días feriados y domingos Este era él más puntual! Siempre entre 2:45 y 3:00 p.m..
Cuando corría al Norte “Ciudad. Juárez Chi.” Y entre 10:40 y 11:00 a.m. cuando corría hacia el Sur “México DF.” ¡Los otros sufría retrasos e incluso los cargueros algunas veces no pasaban! ¡Pero siempre pasaba algo nuevo con cada tren! Cualquiera que este fuera.
Don Chencho se dirigió con el maquinista y le grito para hacerse escuchar entre el ruido de la poderosa locomotora:
“Me mando el doctor las medicinas”
¡Si Chencho, dijo el maquinista!
Le dio la pequeña bolsa, se despidió y sonó el silbato para marcar partida.
¡Pero ni las medicinas, ni nada ella igual murió!

¡Fue otra historia de algún lugar perdido en la nada de la vida que como viene va!
Y así murió Magdalena, es su espacio y sin llorar.

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