Un cafe vacio

Con la quietud que causa la lentitud y sin la esencia de tu
presencia sin ruido, veo el fondo de una calle que termina en T,
que choca con los concretos despintados y los óxidos del hierro
desnudo.

Y espero en la mesa mas opaca, pero no sé que espero, será acaso
la voz de alguien que no conozco, mi sorbo rompe el silencio; Entonces
ciego veo la estrella del 411... ¡quizá estoy en el café de nadie y
espero a la señorita Etc.! Aunque mi señorita Etc, no tiene nombre y
nunca fue a un café de nadie.

Otra vez ese sonido, el de mi sorbo de café, que sabe a olvido y a
una soledad que disfruto tanto.