viernes, 11 de febrero de 2011
De tu olvido a la caída de las hojas
Me dijo que estaba sola
que había llorado
y que llevaba varias noches sin dormir
me dijo que tenia miedo
de curarse las heridas
y se quedaba olvidada en los libros de Neruda
mas con el llanto en los ojos
me dijo que no había nada
ya nada mas que decir
y así se fue con la noche
con sus zapatillas altas
y falda azul de satín
pero no hubo mas que hacer
con mi sangre y mi placer
entre el miedo y los demonios la vi desaparecer
se escondía entre los silencios
de su tierna y fiel sonrisa
y en su mirada vacía paria los miedos de ayer
en el filo mis exequias
y sus eternos desprecios
buscare bajo la lluvia los deseos de aquella tarde
soy de la irrealidad el perdón
mas no sé si aun estoy vivo
o si solo soy el otro amor
quien me ha metido aquí
quien muere como yo sin llorar
acaso las gaviotas
estaremos siempre al margen
de la razón y el dolor
y entre la sangre del sexo... digo dios
sin las antiguas flores se fue alejando
con sus ilusiones bañadas en orgullo
pero su noche se hizo fuego entre mentiras
se quemo el pequeño amor
con los miedos que escaparon
ya sin la fe de las lujurias, sin sus otros corazones
se veía tan triste
que grabo su nombre
como para saber que estaba viva
pero no hubo lagrimas
ni siquiera odios
fue quizá la lastima quien mato el amor
su mirada triste
y mi dolor callado
ya no eran los deseos del amor de ayer
paso el Darío que de noche
se escondía y se escapaba
con sus palias color negro y cuchillos en las ropas
la mujer que con sus llantos
desgasta las ambiciones
para guardar los demonios en las tardes de domingo
escondida de la lluvia... escapándose
buscaba el otro camino... la salida
y mi piel muy desgastada... se hace sexo, se hace amor
y quien llora por el olvido
sin pasar del no me acuerdo
con las alas de aquel Ícaro que se vuelven viento y voz
mas si no soy de tu amor
seré del lúgubre adiós
con mis odios, con mi sol, con mi sangre, con dolor
cambio de nombre y cambio de ciudad
salió de noche y lloro en el bar
cerro los ojos sin ganas de amar... y lo olvido
¡Jamás, jamás la lluvia se fue!
Había una rosa en el fondo del mar
cerrando el verso antes de amanecer... y me dijo que estaba sola. Y jamás murió.
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