martes, 1 de febrero de 2011

Un Sueño


En cada calle, en cada callejón había jaulas en forma de farol... las casas eran transparentes y aunque no eran de cristal sus puertas eran anchas, como para poder sacar los muertos. Aquellos viejos amigos seguían ahí y no había pasado nada.

En la furia de las mañanas el sol se volvió el asesino de su propia aurora, no sin antes tomarse un martínni azul...

En tanto la mujer de los pasteles seguía parada en la esquina esperando ver las golondrinas huir, pero con tanta música el cuidador del viento sintió ganas de dormir.

Yo quise salir pero estaba sujeto al tronco del viejo árbol con cadenas de oropel... y además me atacaron las abejas, los lirios y los pocos coyotes que aun estaban vivos. La nueva mujer que no existía tenia en su cuello una bufanda negra y sus uñas, sus uñas buscaban atacar la sangre de otros.

Los locos eran los mismos y las campanas de la iglesia se dejaban oír a la misma hora y aun se servían atoles de masa... encerrado en la jaula mojado y sin afeitar leía el viejo libro de la infancia y sin darme cuenta llego el día de las madres, luego el de los muertos y nadie me dijo que debía salir a cenar para poder vivir.

Vi llegar la luz, vi morir los jarales, vi sangre sobre piedras y vi partir a casi todos mis amigos, pero no pasaba nada...

Murió el desfile de los patos y las casas se volvieron de cemento, pero no pasaba nada...

La salida del pequeño rancho era la misma desde mi infancia, aunque ya no se podía ser ni tan libre, ni tan joven. Y las luces de neon habían llegado a donde nunca hubiera imaginado cuando niño.

Aquellas vacas me veían pero las jaulas me salvaban... y en la vieja tienda ya vendían licor.

Entonces, cuando encontré la llave para abrir el sol aquella mañana descubrí que tu belleza era tanta que no me cabía en los bolsillos a pesar de que estos siempre estaban vacíos... y después de todo terminaste escondiéndote en la sombra de tus pestañas.

El eterno olor a naranjas que recuerda Limonera esta en recuerdo ya solamente ahí y va a descansar ahí mientras existan amaneceres con esencias de limones. Pero estoy tan lejos de los sueños que me da miedo perderlos para siempre y si supiera llegar a la fabrica de los sueños, solo pediría que tu amor deje de serlo.

Así paso a paso encontrare el recuerdo sonrisa y haré otro martínni azul en lo que espero que despiertes... cuando los cristales empañados ocultan mi sonrisa trato de buscar al organillero de los días de infancia y claro vestiremos los árboles que se desnudaron en otoño, mientras esperamos que seque tu falda con la luz de las velas.

Y hay que salir ha ver las golondrinas partir ha ver los amantes que caminan y sus pasiones buscan los amores que dejaron sin decir adiós. Lo sabores los colores y los miles de cristales que se fueron en tu bolso aquella tarde de enero, me prometes y me escondes de tus ojos y tu voz, pero vuelvo con mi herida, para volver a llorar (sin sueños).

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